Expansión, Jueves, 21.03.13
El gurú del arte Marcel Duchamp lleva más de 30 años hablando de la viewer experience como el factor por el que los artistas deben abogar para inspirar a los demás.
Experiencia de espectador. Este concepto está cambiando el mundo artístico. Muchos artistas ya sabían que el espectador era lo primero y para alzarle a este pedestal se habían centrado en las caracterísitcas de la obra, pero ahora esto no es lo único importante. “No se trata sólo de que un artista ofrezca arte de calidad: el espectador debe sentirse especial, o probablemente no le inspirará”, afirma Álvaro Pichó, socio director del World Art Research Team (WART).
Los espectadores tienen ahora tanto donde elegir que quieren sentir que la obra es parte de ellos, quieren una experiencia emocional cuando van a ver una obra de arte. “Los artistas deben apostar por construir esta experiencia de espectador en tres ámbitos: la identidad (tiene que ver con los valores que proyecta el artista. ¿Qué siente el espectador cuando escucha el nombre del artista?); los sentidos (es la experiencia sensorial del espectador. Tiene que ver con lo que él siente cuando ve una obra de arte); y el estilo (es la forma en la que el artista o la obra se relaciona con el espectador)”. El espectador te define, te mejora y es cada vez más exigente. Los artistas no sólo hacen obras de arte, también hacen sentir a los espectadores.
“Es una cuestión de superación. Los artistas que entiendan la experiencia del espectador les ayudará a inspirar y a fidelizar a los espectadores, a que su obra sea mejor porque escuchan sus necesidades: trascenderán. El resto, terminarán olvidados. Es un factor de economía intelectual”, sentencia Pichó.
Esta afirmación no es nueva, pero los artistas han olvidado su valor. El gurú del arte Marcel Duchamp lleva más de 30 años hablando de la viewer experience, como el factor por el que los artistas deben abogar para inspirar a los espectadores. Las redes sociales han acelerado este proceso, ya que los espectadores pueden opinar libremente sobre una obra o sobre un artista. Tanto si el comentario es positivo como negativo, el efecto puede multiplicarse de manera infinita, cualquiera tiene acceso a esa opinión.